Feliz día de la poesía. Gracias, poesía, de verdad, por ser tan pura y tan tú, siempre entre un mundo con semblante de muerto e hipócrita. Eres aquella que rige mi libertad día a día y mi pensamiento en cuerpo, alma y mente. Una perspectiva poética del mundo es sinónimo de ver no sólo a través de los ojos, sino de la mente y el corazón. A través del todo. Si bien me considero poeta por la gracia que brotó de mi esencia dictaminando mi nombre con la sangre tachada por un pasado sucio y vulnerable, bien no hay nada que pueda calificarme como una poeta. Sólo mi alma lo grita a viva voz. Porque libertad es poesía, porque en un mundo donde la estupidez es esclava de la ignorancia por cuenta propia, de la hipocresía orgullosa y severa, no sé qué puedo hacer al respecto. Tan sólo sentirte, poesía, que creo en ti y hallo magia desde mis propias manos tachadas en un desconsuelo propio mío. Poesía, que llegaste a mí con tus plateadas alas y con tu luz palpitante a romper con la ventana inútil que nos rodea.
Poesía, que me he enamorado profundamente de ti. Como aquel que siente que la muerte está acariciándole las mejillas, siento que de ti sólo hay una única y verdadera esencia que sólo los poetas saben.
La única capaz de bailar con la muerte sin ser llevada por ella.
La única cuyos tabús y estereotipos deshonrados y falsos es capaz de deshacer con la palma de su blanca tez aún viva.
Poesía, única y pura, que no te conocen bien.
Poesía, fuiste, eres, serás.
Poesía, que las mil lenguas te hablan y tú las comprendes como un animalillo en el verde bosque.
Poesía, aquí te mantengo viva yo, junto a mil poetas más.
Poesía, tan alejada de la sociedad, que graciosa me carcome.
Poesía, siempre serás mis pupilas.
Poesía, tú nunca mueras.
-Ams