Después del invierno,
cuando los árboles
recuperen sus hojas
y brillen las mañanas;
cuando los pájaros
dejen de temblar en los aleros
protegiéndose de la noche,
volveremos hacia el sur, amor,
hacia la isla de verano,
donde las ranas chapotean
y las orquídeas sonríen;
buscaremos la tranquila colina,
donde se levanta un sol dorado,
y salta un riachuelo de cristal;
construiremos una cabaña,
en un claro del bosque,
con campanillas azules,
y helechos que nunca desvanecen.
J.Plou