Mi corazón bizarro regaña a mi alma calmada
que amaneciendo el día fantasea resignada:
_ ¡Fuerza y no ilusión, pasión y no devoción!
Que la vida es muy dura y no es tiempo de diversión.
El alma contempla sonriente al corazón valiente
y le susurra al oído:
_ ¡Qué triste sería mi vida sin mí terco corazón!