“Del cielo o del infierno vienes,/ no sé qué haces que me embrujas./ tal vez poder para dibujar algo tienes…/ y es mi pasión la que dibujas”.
Me tientas, me perturbas, me hipnotizas;
prisionero soy de tu mirar, de tus sonrisas
y de esa piel que de besos quiero llenar…
Tu cuerpo es un paisaje de mágico diseño,
que hace que mi realidad parezca sueño
y que además… ¡sí valga la pena soñar!
Me atrapas, no sé cómo lo haces, pero sí;
mis ojos te buscan, nunca se apartan de ti
y mi pensamiento te nombra y te nombra.
Me dejo envolver por tu magia, tu encanto
y a veces creo que por ti mi deseo es tanto,
que empieza a desearte hasta mi sombra.
Me provocas, haces que tiemble al verte,
me enloquece contemplarte, casi olerte,
aunque tan sólo estés en una fotografía.
Y date cuenta ahora cómo son las cosas,
no tengo idea de cómo huelen las diosas,
pero tu piel… ¡a piel de diosa me olería!
Tienes algo que tal vez ni tú sepas qué es,
algo que sólo unas mujeres tienen tal vez,
luz lujuriosa que me gusta que me alumbre.
Entras en mí y muy dentro de mi ser creces
y ya ves… yo soñaba contigo sólo a veces,
ya verte en sueños es una dulce costumbre.
¿Eres ángel o demonio? Me arrastras contigo
y seguirte es recompensa, nunca un castigo;
es hermoso seguir tu rastro, besar tu huella.
Mujer que me envuelves, hembra hermosa,
me lleves a donde me lleves serás mi diosa
¡y ni en el cielo hallaré a una diosa tan bella!
Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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