El hombre decadente
se deshace
imperturbable...
en elogios deslazados
de la nada,
mientras la extenuante
incandescencia del olvido
se desvela deshonesta...
en la inconsecuente
enredadera
del crepúsculo,
evanescentes
y sincopadas desnudeces...
entristecidas
se adormecen,
en la agenda inusitada
del vacío.