Uno de ésos desolados días de cruel estío
Ensimismado por un parque caminaba
Al contemplar el nostálgico atardecer
Vi a una dama de singular belleza
Su rostro de angelical ternura
Quedó grabada en mi alma
Sus ojos de infantil dulzura
Quedaron tallados en mi corazón
Jamás podré olvidar su mirada
Sus ojos parecían decirme
¡Búscame!, ¡Ámame!
Esos ojos estaban llenos de amor.
Anhelante y con desesperación
Profusamente la busqué
No hubo lugar que dejara de explorar
Pasaron días y noches y jamás me cansé.
En mi búsqueda a la estación del tren llegué
Estaba ya el convoy por partir
Con triste pitazo parecía despedirse
¡Oh! Allí estaba la dama de mis sueños
Su rostro virginal pude ver
Con infantil ternura parpadearon sus ojos
Y con angelical sonrisa levantó su manita
Para decirme ¡Adiós!
Al borde de la locura
Corrí, corrí tras el coche corrí
Mis piernas flaquearon, perdí el aliento
Y su sonrisa en mis entrañas se apagó
Corrí entonces a la estación
Para preguntar por el destino del tren
Un anciano con dulzura en su arrugado rostro
respondió ¿cuál tren? Hacen muchos años
Que el tren dejó de funcionar
Lima, 23 de marzo del 2018