Murialdo Chicaiza

CREACIÓN

Y al tercer día creó el hombre a dios

a su imagen y semejanza lo creó

y lo más extraño y misterioso

es que solo varón lo creó.

 

Tomó el barro de sus deseos

y le dio forma humana

porque los montes no le hablaban

y los volcanes solo

escupían el ardiente fuego.

 

Luego de crearlo

insufló el aliento de su deseo de eternidad

en las narices de su desolado dios.

 

Después de siglos ese dios cobró vida propia:

era celoso y egoísta

su voz sonaba a trueno y a zarza ardiente.

 

La destrucción y el genocidio fue su ley y venganza

por los siglos de los siglos de su limitada vida.

 

Pero un iniciado judío

acostumbrado a moldear la madera

le dio un toque femenino y lo llamó Padre

le injertó un corazón esclavo

lleno de perdón y paz.

 

Y este nuevo dios derrotado y vencedor

permanece en su derrota de amor:

ama a los pobres y a la pobreza

mientras tanto sus creadores

desaparecen, van y vienen

esparciendo su ilusoria fe

y las malas nuevas

de que un mundo nos espera

en los juegos teológicos

en el engaño metafísico

en el sempiterno vacío de la fe.