Aquí frente a la playa, esta noche,
estoy rememorando lo que viví contigo.
Fue tanto nuestro amor y nuestro goce
que me sorprendo ahora que todo ya se ha ido.
Pensar que simplemente en esta hora
las olas de la playa preparan mis oídos
para escuchar silente que tú, que me abandonas,
no quieres nunca más volver a estar conmigo.
¡Qué dicha tienes tú que puedes irte
y yo qué desgraciado por no poder largarme!
Si vieras que es difícil que te olvide
lo pensarías de nuevo para no abandonarme.
Estoy encadenado a tus recuerdos,
a esas cosas tontas que me atan a tu historia.
Quisiera ser tan sólo un cruel silencio,
un vagabundo errante, sin fe y sin memoria.
Escúchame, cariño, simplemente
estoy tan de repente muriendo en esta playa.
Quisiera preguntarte por la suerte
que yo he tenido ahora de verte liberada.
Estás como las olas, como el agua
en un vaivén astuto, buscando otro hombre.
¿Por qué, si yo más bien te hice una estatua,
tú borras con blasfemia mi desgraciado nombre?
Estoy pensando ya que tus acciones
inspiran en mi carne hacer estos poemas.
Yo sé que nada hacen las canciones,
mas puede sucederme que ahoguen esta pena.
En ti, ni el verdadero amor te hace
arrepentirte de dejarme y ser tan mala amante.
Espero que si tú, más adelante,
anhelas regresarte, me encuentres como antes.
Te espero, soy sincero, yo te espero
aquí en esta playa con el crujir del muelle.
En esta pasarela del silencio
me diste solo un beso, un beso simplemente.
Y con aquella parca acción cobarde
tomaste tus maletas y al fin te fuiste un día.
No esperes tú, mi amor, que muera antes,
como tampoco yo espero verte hundida.
Pero lo que sí espero que suceda
es que regreses pronto bastante arrepentida.
Yo voy a estar despierto en esta espera,
y voy a hacer que tú te sientas bienvenida.
¿Qué más pudiera hacer, cariño mío,
si sólo tengo agallas para quererte mucho?
Estoy buscando luz en este hastío,
porque al volver a verte revivirá mi mundo.
Así, mientras te espero, amor querido,
le pido a Dios con fe que haga algún milagro.
Yo tengo fe en él, pues es mi amigo;
si no, sería sin él tan solo un onagro.
En él debiste haber tenido algo
que te hiciera ver lo mal que te estabas portando.
El día que te fuiste, lloré tanto
mas ya no había manera; no pensaste ni en mi llanto.
Pero como te dije: Te perdono,
y te espero aquí sentado en esta hermosa playa.
Aquí te conocí, te di mi todo,
y aquí te esperaré, aún si nunca regresaras.
Quizá un transeúnte me pregunte
por qué estoy aquí y en qué estoy pensando.
Yo solo le diré al transeúnte:
“Mi amor se fue de mí, y lo estoy esperando”.
Poema de mi autoría. Muchísimas gracias por leerme.
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