Las manecillas desde que amanecía hasta el ocaso
Parecían amainar el llanto
Y ya han tomado hasta el último trago de mí
Burlándose de mi sed sedentaria
Dibujándome pies para tenerme de rodillas
Trazo tras trazo, trazo otro plan de escape
Para este paria en área desconocida
Que cree en esa auréola todavía
En campo de diablos, hablo con el día; el sol y tallo
En madera, el nombre solitario del fracaso
Entregándome a la tierra y su rechazo
En un hechizo en el que sueño ser dueño de esa
Senda amarilla
Vivo embotellado y sólo así tengo mensaje
Y en cada viaje: otra alegoría de mi atraso
Atrás hoy sólo tengo al tiempo tocando
Una santa sinfonía con mi lazos