Mira el cuadro a nuestra vista
el que acaban de pintar,
no posee tu sonrisa,
ni tu forma de mirar.
Pero tu esencia me evoca
en belleza natural,
sincera te conocí
aquí se muestra tal cual.
Antes de ocultarse tímido,
toma la mano a la noche,
en un último esplendor
al cruzar el horizonte.
El reencuentro de amantes
que el celo evitar no puede,
el apasionado beso
cómplice los compromete.
Con mil y una pinceladas
portando blancas estrellas,
en su vestido de nubes
el cielo sonroja al verla.
Tintinea sus secretos,
de interminable cortejo,
donde al sol veo morir
alguien nacer lo está viendo.
Aunque no estés a mi lado
ya casi no queda nadie,
se despide con colores
elocuentes y fugaces.
Hasta que el oscuro velo
me recubre y adormece,
te extraño como la noche
lo extraña hasta que amanece.