De a pocos la lumbre se desgasta
en la oscuridad sin tregua,
y así, el beso ardiente
declinando su lengua.
Mutismos y gemidos.
A intervalos los vientos se cuelan
a la sangre incendiada.
La palabra que vigila o que llega
a menudo es un acto sexual
y el silencio un perfecto orgasmo,
y siempre viceversa.