La otra mañana
como otras tantas,
al despertarme
sentí la boca inquieta
y los ojos fríos,
cuando toqué tu lado de la cama
mis manos sintieron el vacío,
y tenía pesadez en el estómago
como puñetazos que me daban,
y rodé por la cama
y me levanté
y me estiré
y fui al baño
y cuando miré el espejo
y me tuve delante
entendí los puñetazos
que sentía,
mis adentros te soñaban.