andrea barbaranelli

Paisaje con puerto y cementerio


 

No bajo antiguas sombra, sino

bajo un cielo roído

y pálido, sólo dos metros más alto,

están las lajas que los ocultan, sonoras

por lo hueco de la tierra, abajo.

El promontorio se desmorona en el mar.

Pero, en fin, sólo era tierra estéril, arrimada

de espaldas al agua, encerrada

entre el murallón del puerto y el gasómetro. Incendia

la lona del cielo, a veces, un resplandor.

Todos aquí vendremos, de uno en uno,

y solo podremos esperarnos el horror

del cielo encima del pecho, el golpear

sordo, bajo tierra, del agua, el ruído

de este incesante desmoronarnos en el mar.