Suena el teléfono,
una sola vez.
Justo cuando su melodía
inicia la suma de notas,
se rompe su sonata,
se muere en el intento.
Su tímido acercamiento
se torna de nuevo silencio.
No puedo evitarlo....
Marco su número
y tras una sola llamada
cuelgo y vuelvo a mi desierto.
Sólo son unos segundos,
pero en ellos nos une una onda...
y entonces un TE AMO, resbala por mis adentros.