Y ahora me exiges
que ignore los efluvios de tu cuerpo,
que no te admire,
desnudando tu piel en los espejos.
Y ahora me exiges
que renuncie al arrullo de tus pechos
y que me olvide
del maná que he bebido de tus besos.
¿Como pretendes
que me hunda en nuestro lecho,
sin que mis manos te envuelvan con su velo,
sin que mi lengua bucee en tus honduras,
sin que mi pluma dibuje tus secretos?
¿Cómo podría
cerrar en paz mis ojos
sin recorrer tu vientre tan amado
sin saciarme en las fuentes de tu delta,
sin fundirme de amor entre tus brazos?
Baja tu puente
que rendiré mis pendones a tus plantas
que pagaré con amor mi felonias
que sellaré nuestro pacto con mi sangre.
Alza tu reja
que purgaré mis traiciónes y desaires
que renuncié a batallar en otros lechos
que postraré mi deseo en tus altares