Enrique Obregon

A la humanidad deshojada

De las hojas nacidas en la luz

al tallo mustio y las entrañas enraizadas

 invisible la fuerza

inquieta el letargo de tus ansias

 

La humanidad deshojada

se cierne al rededor de la falda

de fulgurantes pistilos,

y la emancipación del pasado precipitada 

danza,

en sus leves albores,

la vida.

 

Ahora, de tus manos brota la calma

de la corteza de tus ojos el dolor.

No hay mañana sin el temple de tu alma,

no hay mañana sino vive en ti una flor.