De las hojas nacidas en la luz
al tallo mustio y las entrañas enraizadas
invisible la fuerza
inquieta el letargo de tus ansias
La humanidad deshojada
se cierne al rededor de la falda
de fulgurantes pistilos,
y la emancipación del pasado precipitada
danza,
en sus leves albores,
la vida.
Ahora, de tus manos brota la calma
de la corteza de tus ojos el dolor.
No hay mañana sin el temple de tu alma,
no hay mañana sino vive en ti una flor.