Maricel peña

Vecina curiosa

Yo tengo aquí una vecina

que, por cierto, es muy curiosa,

y se asoma a la ventana,

en la tarde y la mañana.

 

Su mente es algo fértil

imaginando cada historia

creándose las ficciones,

que enraíza en su memoria.

 

Al pasar frente a su casa

parece estar muy cerrada,

no lo creas, ahí está ella

escudriñando al que pasa.

 

Me hago un poco la loca

y para chivarla un pelín,

me acerco hasta su jardín

para arrancarle una rosa.

 

Ella salta rauda y fiera,

¿adónde vas con la tijera?

con mis rosas no te atrevas,

pero doña ¿dónde estabas?

 

La miro yo desconfiada,

¿es que estabas tras ventanas?

¡no de eso nada! Y enseguida,

muy picada me responde algo

entonada:

miraba por si el cartero

dejaba afuera un paquete

aún espero al muy zoquete,

¿Y tú porque me reclamas?

 

Doña curiosa me empuja

sacándome del jardín

para seguir en su cosa,

no pone freno a su prosa,

¡hay que señora tan ruin!