Encontré una banca sola,
en el parque olvidado de mi vida,
en un lugar distante,
alejado del bullicio
en un rincón olvidado y frío.
En la soledad, ahí, reposé mi cuerpo,
inmóvil permanecí,
perdido en mis recuerdos,
embebido en mis pensamientos,
desolado por completo.
Las lágrimas surgieron,
brotaron cuál manantial
desde la fuente profunda del alma
inundaron la mirada perdida,
se deslizaron al vacío
donde nadie las vería
y juzgaría sin piedad.
Disfrute la soledad,
esa que me atemoriza,
la que me estremece y aterroriza
y la saboreé como nunca,
desafiante ante ella me presente,
sin el temor de sucumbir,
comprendido por ella la acepté,
en sus brazos mi dolor sosegué.
Y en la banca… en el rincón lejano,
en el parque olvidado de mi vida,
ahí…ame la soledad,
quien otrora no me tuviera piedad,
quien en su tiempo me mostrará tal crueldad, ahí…ame la soledad.
Y en esa banca….perdido,
por fin, abrace a la soledad...