Caminamos sin la angustia de una espera
En el filo somnoliento de la noche sin placer.
Sólo sueños enredados entre tules de quimeras
Daban luces mortecinas a la aurora por nacer.
En el recodo del tiempo era el encuentro esperado.
Era azul la madrugada del deseo que se irguió.
Como campana que niega su tañer desesperado
El corazón se escondía temeroso de un adiós.
“Relación amorosa no quiero, sólo una linda amistad”
Fueron palabras sinceras, y comenzó a lloviznar.
Huyeron las golondrinas. El verano ya no está.
A la vuelta de la esquina, me quedaré a esperar.
(A Rose Marie, con cariño)
Aquí cerré este poema para enviárselo a ella,
Pero escuché su voz, una caricia sentí y pensé en su razón.
La oscuridad de mis ansias se iluminó con su estrella:
Cuando se pierde un amor, la amistad…
da refugio al corazón.