Ya no estás en la habitación oscura
de sueños profundos
donde tus frágiles labios
rozaban el despertar de mis días.
Tus manos bailaban
en mi espalda ensoñadora
y el perfume de tu cuerpo libre
regado en mi almohada.
Tu vientre palpitaba
deseando mis manos
y la inmensidad del recuerdo
me lleva nuevamente a ti.
A tu sonrisa
de ninfa enamorada
y al endurecido recuerdo
de tus senos húmedos.
Tu flamante cuerpo
desnudo sobre el catre
y el aroma del café
hacía la noche más inmensa.