Ramón Luzardo

28 DE DICIEMBRE

Ya no estás en la habitación oscura

de sueños profundos

donde tus frágiles labios

rozaban el despertar de mis días.

Tus manos bailaban

en mi espalda ensoñadora

y el perfume de tu cuerpo libre

regado en mi almohada.

Tu vientre palpitaba

deseando mis manos

y la inmensidad del recuerdo

me lleva nuevamente a ti.

A tu sonrisa

de ninfa enamorada

y al endurecido recuerdo

de tus senos húmedos.

Tu flamante cuerpo

desnudo sobre el catre

y el aroma del café

hacía la noche más inmensa.