Esta impaciencia mía,
que estalla en mis adentros
que se cubre de enojo y de coraje
y se muestra disfrazada en enfado.
Esta desesperación inquietante
que irrumpe mi tranquilidad
huésped no asiduo de mi existencia
porque muda constantemente de mi ser.
Gritos, furia y rabia contenida
fuertes pero prisioneros al fin
que no encuentran el canal de expresión
para ser libres y salir a la batalla.
Ímpetu de salir, de huir
de parar y permitir el atropello
de dejar morir lo que tenga que morir
y vivir, revivir, reinventar, iniciar.
Vorágine de ideas y pensamientos
que revolotean en mis adentros
tocando paredes, chocando entre si
como fantasma de casa embrujada.
Calma, inquietante y desesperante
que más que tranquilidad provoca alerta
porque se siente como presagio de tempestad
aunque el cielo se aprecie soleado y despejado.
Maldita costumbre del dolor,
que dejo de ser sentimiento
y se quedo impregnado cual vinagre,
y por mas que se limpia
persiste su aroma y su sabor.
Soledad, cómplice y verdugo
¿De qué vendrás disfrazada hoy?
Mejor ni te aparezcas,
porque hoy estoy de malas
y no pienso hacerte caso.