\"El amor y el pecado van de la mano,/ es una de las cosas que he aprendido./ Amor sin pecado no es humano/ y ni siquiera es divertido\".
Confieso que me perturba tu cercanía,
que nunca me has resultado indiferente,
que si te tuviera a solas quizá no podría
quedarme callado y diría algunas locuras
que hablarían de mis deseos de aventuras
pero contigo aquí a mi lado, íntimamente.
Confieso que en realidad me inquietas,
que me miras y sólo eso me hace temblar
y aunque siempre te cuidas y me respetas,
admito que mis pensamientos he tenido
en los cuales sabiéndote algo prohibido,
me pregunto por qué no te puedo besar.
A veces riño en silencio con el destino,
por la triste situación de sentirte ajena,
por no ponerte ya antes en mi camino,
si conociendo como conoce mi pasión,
sabe que es la luz que sale de tu corazón
la que alumbra mi vida, la que me llena.
Confieso que a veces he querido robarte,
lograr que tu sentimiento sea muy mío,
sé que no debo ya ni con deseo mirarte,
por eso ves que te evado en ocasiones,
porque no estoy seguro de mis reacciones
y teniéndote tan cerca, en ellas no confío.
¿Querías que lo admitiera? Lo he hecho,
confieso que ya has estado en mis sueños,
que de tanto deseo me ha dolido el pecho,
que mis días pensándote no son tan breves,
que mis lujurias por ti dejaron de ser leves
y que mis deseos ya no son tan pequeños.
Confieso que es verdad que mucho me gustas
y que hago esfuerzos para no salir de control,
te veo tan hermosa que a veces me asustas,
pero no soy el único que sufre por fortuna...
Lo mío debe ser lo mismo que siente la luna
porque nunca puede intimar con el sol.
Confieso que inspiras malos pensamientos,
aunque si me hacen sentir tan malos no son...
Nunca pude adiestrar a mis sentimientos
para no desear escondido de alguna manera,
que te consumas por completo en la hoguera
del fuego que arde vigoroso en mi pasión.
Esta situación se nos torna un poco loca,
siento que sin ti podría morir de mengua,
no me acerques por favor ahora tu boca,
porque aunque aún yo puedo contenerme,
al besarte tal vez llegaría a enloquecerme
la humedad que hoy me tienta de tu lengua.
Espero poder mantenerme en mi nivel
y ni siquiera robarte nunca un beso...
Pero si un día te decides a ser infiel,
te aseguro que tú y yo muy abrazados,
vamos a cometer quizá muchos pecados
y a nadie pediremos perdón por eso.
Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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