Honda la noche.
Profunda como un espejo.
Inesperadas ausencias,
van horadando los sueños.
Hierático queda el rostro,
mientras trabaja el cerebro.
Y las vivencias perdidas,
afloran como un reguero.
Suena mágico el concierto,
de voces que no se olvidan.
El sentimiento es profundo.
Como si estuvieran vivas.
Las experiencias vividas,
se recrean en el sueño.
Aquellas insatisfechas,
cobran vida en el deseo.
Profunda sueña la noche.
Arriesgadas pesadillas.
Inundan como aguaceros,
los agridulces anhelos.
El instinto se rebela.
Se retuerce como un preso.
De pasadas agonías.
De los antiguos recuerdos,
que van lastraron la vida.
Se acerca la claridad.
Va llegando de puntillas.
Como robando a la noche,
encuentros y pesadillas.
A golpes de realidad,
a la noche vence el día.
El Sol abduce las sombras.
Entre los sueños camina.
Apartando ensoñaciones.
Restableciendo la prisa.
Bañando de realidad,
sortilegios y caricias.
Traviesos duendes que danzan.
Con la Luna, entre las ninfas.
De la mano se retiran.
Gesticulando indignados,
con la luz que les eclipsa.
A. L.
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