Llevaba inviernos,
flores marchitas,
resacas de días eternos,
noches de insomnios.Heridas profundas
de un corazón roto
y dañado.
Amores rotos,
fracasados,
clandestinos,
que no llegaban a ningún puerto
ni que salían de ellos.
Historias inconclusas,
historias que calaban el alma,
el corazón
y dejaban casi sin imaginación.
Llevaba tantas cosas a cuesta
que se había convertido
en una mujer herida,
con trastornos amorosos
pocos sensatos.
Amores,
heridas,
fracaso
en una pequeña caja
que llevaba atada al corazón
y lo hacía más pesado
que de costumbre.