Zambra Saavedra

Herida.

Llevaba inviernos,

flores marchitas,

resacas de días eternos,

noches de insomnios.

 Heridas profundas

de un corazón roto

y dañado.

 Amores rotos,

fracasados,

clandestinos,

que no llegaban a ningún puerto

ni que salían de ellos.

 Historias inconclusas,

historias que calaban el alma,

el corazón

y dejaban casi sin imaginación.

 Llevaba tantas cosas a cuesta

que se había convertido

en una mujer herida,

con trastornos amorosos

pocos sensatos.

 Amores,

heridas,

fracaso

en una pequeña caja

que llevaba atada al corazón

y lo hacía más pesado

que de costumbre.