Llegaste a mi vida un día
en que mi alma atribulada
de la desdicha marcada
la consecuencia sufría.
Signada por el pesar,
Justo al nacer lastimada,
encerrada el alma mía
sin poderla consolar
de dolor se consumía.
y si alguien se me acercaba
lo miraba con recelo,
era mi alma pura escarcha,
fría, era un tempano de hielo.
El frío que había en mi pecho
se deshizo en tu calor,
volviendo el jardín desecho
una primavera en flor.
Con una bondad innata
llegaste a mi vida un día
resanaste las heridas
que mi corazón sufría.
Arrancaste la semilla
que las arenas del tiempo
arrastraron a mi vida
llenándola de tormento
Con cariño la acunaste
y la llenaste de besos
y tranquila la arropaste
en el centro de tu pecho