Convénzame pues entonces compañera
de que el destello de sus ojos
no es mas que la luz que se refleja en ellos,
de que la mueca que sobresale en su rostro
no es sólo un oleaje de felices momentos,
que su cintura no es el borde
a donde precipitan todos mis sueños...
Sólo así me verá vencerme
sobre el estruendoso silencio de palabras,
sólo así me verá caer mas profundo
allá donde su luz y la mía se hayan fundido
en el mismo momento de limpia verdad
y pueda desnudarme y desnudarla
para poderla ver ser sólo quien usted es.