Kleber Exkart

La Amante

Ingenua, delirante. A veces disloca

la amante enjuaga lágrimas en las finas

caricias que hilacha su amado cuando la toca.

No es ella, es la musa viajando en serafinas.

 

Desde niña sabe el lenguaje de los mantra

su cuerpo todo es una antorcha

su piel envuelve el corpus del trantra

Desencriptando la sabiduría que derrocha.

 

Allí como poseída cabalga en suave jineteo

a la luz de las lunas de otras galaxias.

Sobre el corcel de Erimeo,

sus cabellos rebeldes danzan evitando las praxias.

 

A veces siento que llega furtiva

despertando con besos el ensueño de la tarántula;

descubro que no siempre es atractiva

que su sexo es la quinta esencia de la gula.

 

Ahora silenciosa toma la siesta de su noche

ha sido agitada en las aguas del mar Egeo

ha sacudido el marasmo eludiendo el reproche

es una flor en pleno arpegio yendo en voleo.

 

Como me llena su risa danzarina

se descuelga desde el fondo de su gargantilla

Siempre ríe con dulzura prístina

olvidándose que en el amor es una lazarilla.

 

Mis manos acunan su caricias

las devuelvo en herejías y sonetos 

su cuerpo se serpentea en delicias

ya no hay fronteras, ni muros. Solo retos

que mi avinagrado músculo de Eros

quiebra magnánimo en los prósperos

dinteles de sus voluptuosos músculos

que sibilinos huyen de mis escrúpulos.

 

Desde antes que el fuego

de tu amor y pasión abrazaran mi piel

eras mía. Mi voz siempre como ruego

te hablaba susurrándote fiel.

 

Ahora yacemos yertos en el cadalso

de esta sacrílega pasión punzados por el unicornio

de nuestras lascivas miradas en falso

que lanzan a nuestros destinos al infortunio.