Libre de piedras temblaba la mano,
que sola en la calle lloró la memoria,
desnuda ante el mundo maldijo el fracaso,
fue protagonista de una ajena historia.
Se escudó en las sombras, de armo de pesares,
siendo la piltrafa de una vida absurda.
Vistiose de trajes de tallaje corto,
y manos sangrientas entre la basura.
En barras de alterne contaba sus penas,
tras el hielo seco del sucio cristal,
dejando el carmín sobre el borde angosto,
en vasos vacíos, de algún bulevar.
Después recorría las calles a pie,
sobre unos tacones, pasados de moda,
el rimmel corrido, los labios muy rojos,
medias de red y falda muy corta.
Cuando amanecía, sentada en banco,
frente al astro rey su piel renacía,
soñaba otros mundos, vidas muy distintas,
cuando despertaba, de nuevo moría.
Azura Luna ( Lolalila)