Hay locuras,
Como atreverse al primer beso
para ver en las fronteras de alma nuevas alegrías,
y darle a la boca, desamparo e insomnio.
Hay locuras,
como el empujar de la garganta un te quiero
un viaje sin retorno a la soledad de los labios,
muriendo la oscuridad por lo que no se decía.
Hay locuras,
como abrazar otro cuerpo,
donde las manos dirán secretos ajenos
dominando la piel que con tacto ciega.
Entonces, hay una sola locura.
una sola que de inmortal y eterna
ostenta identidad y nombre: ¡amar!