Me miras y el mundo se acaba entero
Y se parte en pedazos de cristal.
Me miras con un brillo sustancial
Y siento de repente que te quiero.
La magia de tus ojos es lucero,
Es haz, es fuego puro y matinal
Donde despierta el sol, el mundo y tal,
Donde tú vives, donde yo me muero.
Lanzarme en el vacío de tus ojos
Y destrozar a golpes los cerrojos
Que me impiden salvarte del abismo.
Beber de tus óculos como un ciervo,
Mirarme en tus ojos, y lo que observo
Es el reflejo de mi rostro mismo.