Madre, ella nunca sabrá como la evito,
ni que mientras más la evito, más la quiero,
ni sabrá mi sufrimiento y
y solo porque sé, que tiene amores nuevos.
Amores de una tarde, de un mes
o de una primavera.
Amores tardios que pasan
por sus labios de fresa.
¿Cómo quieres madre que sónria ?
No ves que la mirada de mis ojos
solo acusan mi tristeza.
Tristeza de amaneceres
tristeza de no tenerla
tristeza de sus recuerdos
tristeza de toda ella.
Pero si así es feliz
su camino no detenga.
Que no conozca que el mendigo
que hay tirado en la cuneta
en otros tiempos mejores
besó sus labios de seda.
Por eso la evito, madre,
Porque si ella es feliz
¿ que puede importar mi pena?.
J.C.