Tendría unos quince años.
En aquel entorno de nuestros encuentros, de las risas,
la picardía, el orgullo sonrojado de mi amor…
Soñaba con descubrirte algún día.
Como esos amantes que son uno del otro.
Pero nunca encontré mi beso colgado de tus comisuras,
ni rastro de las caricias después del deseo;
por doquier solo había juventud, locura y
largos paseos buscándonos a nosotros mismos.
Tuve miedo de irme.
Me preguntaba cómo sería mantenerte en mi corazón
estando lejos, en otros brazos.
Hoy ya conozco esa sensación de vivir sin verte pasar,
aunque mis sueños no quieran darse por vencidos.
Es cierto que mis pies ya se han alejado de tus huellas,
sin embargo, las calles están llenas de nuestro futuro.
Despedirse es una palabra demasiado grande
que yo nunca supe pronunciar contigo