Antes de amarte... debí soñarte; cuando el amor fue sólo un mito en mis páginas; cuando el besar era la utopía de mi suspiro y las caricias, los vagos y fallidos intentos por volar con alas rotas...
Antes de hallarte, debí mirarte; cuando eras lucero de otros cielos pero desde el mío nacías núcleo, en aquella coordenada azul donde destellabas ideal sobre todo astro de toda galaxia...
Antes de amarte, debí desearte... Debí elucubrarte en esos nocturnales donde reivindiqué vacíos, acariciando la sombra inmersa en mi fragua y ocupándola con tu recuerdo aún no conocido...
Antes de tocarte debí percibirte aire.. olas y sonetos en la paradoja oscura; presa obsesiva de la perenne ensoñación en busca del arroyo de tu vaivén imaginario...
Antes de amarte... antes, debí tenerte en mí, habitando en esta piel-yugo que te nombraba. Esa curva grana que ignorada te adivinó oro a párpados cerrados; palpitares esbozando una silueta con las yemas exacerbadas, armándote para sí, estandarte de sus letras fragmentadas...
Antes de conocerte, debí quererte; cuando eramos personajes vanales de una historia etérea... Protagonistas en dualidad corpórea exaltando la pléyade de mis fantasías... por quien yo, al igual que ella, reconocería en tus sienes al ceño del amor...
Antes de saberte, lo sé, debí escucharte... en aquel trinar sordo del gorrión que me contemplaba desnuda desde la majestuosa y frondosa copa del ramón... anhelo sacudido por los vientos del otoño que parecía convocarme: ¡musa, musa mía!.
Antes de vivirte, debí saberte; como te sabía ayer; como te sé hoy... como te respiro en el segundo que se agota y en los siguientes... como te viviré mañana: amo de mi soñar; soñador voluntarioso, dueño del amanecer absuelto de adioses...
Antes de abrazarte, sé que me fuiste el abrazo de tu armadura; los brazos extenuados por luchas de nostalgia pero invencibles y vigorosos... fortalezas tuyas en vías de pelear las guerras mías contra el mundo, enarbolando la bandera de mi gloria y mi amante espera...
Antes de besarte, debí ser el cauce del río que lavó tus penas; donde se posaba bálsamo sobre tu boca, la mía, ansiada y exasperante fruta de tu hoy delirio...
Antes de amarte, sé que debí imponerte durante los horizontes profundos de vidas perpetuas por infinitas...
Sé que lo hice entre tanto, sutil, deambulaba rumbo al violeta de tu aura-corazón; al pedregal real bañado por mis sendas...
Te amé desde entonces,
sinrazón de mis razones.
Balanza de mi cordura.
Paz en total desesperación.
Temple de dulzura abrumadora.
Te reconocí en el rocío tibio del jazmín, pundonor de tus manos; en tu voz, al recorrerme los sentidos... justo al arribo tuyo aquí, trémulo... el latido del único respiro cierto.
Tú, el Ser; divina cruz; esencia perfecta... aguda, amorosa... penetrando el alma-flecha de la que se alza, señor.
Recitaré para ti por encima del lunar:
Apaga tus ojos...
enciende mi divinidad
y te deleitaré
con los labios de mi arpa
dispuesta al encuentro.
Tú y Ella...
tu nunca desconocida;
la conocida del siempre jamás.
Ámala...
Ámala, como sé, debiste hacerlo antes del primer beso del mar al cielo...
como debiste amarme...
Así...
Ámame, Guerrero.
Como antes; como nunca;
como ahora.
Yamel Murillo
Antes del amor ahora (Oda a un Guerrero)
De Mi Piedra Angular.
Las Rocas del Castillo©
D.R. 2017