Temuco... recuerdo tus primaveras que eran mías;
juntos tejíamos el tiempo, ausencias,
las señales de un aroma encarrujado.
Mis pensamientos eran de ti,
y con mi música y un verso me acompañabas solitario.
Temuco grande, Temuco contento
me ardías igual en el corazón;
haz dejado en mi cuerpo tus hados,
tu helado aliento, las tardes de agosto.
Volvería para que me acompañes,
y tomes de la mano mi pecho.