Llévame en lo escondido de tu ser.
No quiero tener la preferencia, solo la presencia me basta.
Cuando las noches se hagan largas, interminables, háblale a tu corazón, ahí estaré y te escucharé. Te consolaré en el misterio profundo del silencio, pues mi presencia sentirás.
Reposaré mi cansado cuerpo en tu hermosa interioridad. En tu cálido vientre acogedor.
Moriré solo cuando así lo decidas, cuando quieras olvidarme. En tanto existiré en tus recuerdos, en tus pensamientos, en tu caprichosa musa.
¡Oh celestial poetisa de mi corazón amante! En tus sueños me haré presente y te amaré una y mil veces, hasta hacerte feliz, feliz como en otrora. Besaré tu frente antes de la aurora y me iré al mágico mundo de la eterna ternura y de los detalles sinceros, sin premura.
Mis lágrimas regarán tu tierra bendita y la hará fértil. Producirá en ciento por uno de la cosecha y las rosas más hermosas que jamás se cultivaron. Gratuidad será su abono, entrega su nutrición.
Quiero que te enamores, quiero que seas feliz. Tengo la certeza de que allá, en lo más recóndito, en un ángulo escondido de tu alma errante, estaré yo. Sentado, sereno, tranquilo, viéndote sonreír.
¡Alma de mi alma!¡Vida de mi vida! ¡Razón de mi efímera y banal existencia!
Si decides irte, llévame en pos de ti. Si decides olvidarme, no soy quien para impedírtelo, me iré por el camino que lleva a la lejanía y el nunca jamás, pero antes, quiero que sepas que te amo y amaré in aeternum….