De un caminar juntos en la ciudad desierta,
quedó en mi un anhelo por tus besos,
y el abrigo de una deliciosa ilusión secreta.
Risas nuestras, a través de tus palabras y las mías,
Así me traje tu aliento a mis aposentos,
El amor y el café se ocultan uno tras otro
Su sabor se hace uno en la taza compartida.
Y entre sorbo y sorbo acaricié tu piel.
Aquel descuidado roce entre tus dedos y los míos
Una chispa espontánea para encender la hoguera
Aquí sobre mi almohada ahogo los suspiros,
Que evocan tu presencia con gran urgencia
Me invento mil promesas para lo incierto
Las cuento y las cuento, una y otra vez
Un sopor me envuelve, y comienza el delirio
el calor de tus labios que invade mi boca
a la luz de tu antorcha que aviva mis ardores.
Y tú, inmerso en desconocidas cavilaciones,
Ignoras esta gran fogata que encendiste en mi
En aquel día de caminar juntos en la ciudad desierta.