No quiero que te acuerdes de mí en cada momento, quiero que me recuerdes justo en ése instante en el que te recuestes en la cama y cierras los ojos.
No quiero recibir noticias tuyas todos los días, quiero que me llames cuando llores, cuando rías o cuando estés en guerra contra el mundo.
No quiero ir de la mano contigo por San Cristobal, quiero que el lugar nos pase por las palmas hasta quebrarnos los brazos.
No quiero escuchar canciones que hablen de otros, quiero que todos los músicos encuentren inspiración en nuestra historia.
No quiero que te reflejes en ningún espejo, no lo necesitas, quiero que me mires y te veas para que descubras cómo te veo.
No quiero largas conversaciones ni palabras forzadas, quiero estar en silencio, siempre a tu lado y respirarte.
No quiero acostarme contigo, quiero, sobre todo, que el sol despunte y despertar en tu casa.
No quiero saber qué piensas cuando me abrazas, quiero que me abraces sin pensarlo.
No quiero darte un beso, quiero nunca dejar de dártelos.
Y, definitivamente, lo único que quiero es a ti y con todo, porque te amo y quiero hacerlo en tiempo y espacio indefinido.