La luna esta noche está preciosa, casi tan preciosa como la sonrisa que tenías cuando tuvimos nuestro primer beso,
casi tan bella, como el cielo estrellado que traes en la pupila, y que me hace sentir sin gravedad cuando te miro.
La brisa es tan solo una burla, cuando pienso en tu respirar agitado cerca de mi frente... cerca de mi boca;
Y tus manos, golondrinas, que exploran mi cara como un cielo calmado, un cielo de verano.
Te hayas en mi mente estático, como un recuerdo inamovible, que cada vez que intento quebrarlo, un aullido de dolor escapa
de mi alma temerosa por un futuro incierto, un futuro sin ti.
Ni el mar se te compara, mi amor, el sonido de las olas es ironía, al recordar tu voz susurrando que me quieres, que te quedas,
que eres mío, como yo tuya... y aunque fuera silencio, el mar no podría ser jamás tu adversario.
Porque tu silencio resuena unísono al palpitar de mi corazón, y ni una tormenta se compararía con tanto revuelo.
Porque te quiero, hasta cuando el mundo no quiere que te quiera.
Te quedas, fijo en mi alma, porque para mí, eres precepto,
excepto,
perfecto,
y mi tiempo pluscuamperfecto,
De mi sonrisa causa,
y de mi alegría, efecto.