Relatos de sangre por la luna imploran
aquellas tierras de lenguajes reales
por donde transitan sus cuatro costales
vientos plenos de añoranza que los lloran.
Crónicas que se forjaron con fantasmas
desde entonces dan luz antiguos relatos,
bocas que se emplean como cataplasmas
de la enseñanza entre los vacíos platos.
Hay leyendas que residen por los mares,
esperan que algún marinero les eche
las redes, algunas siguen sin pilares
y otras esperan muertas que se las feche.