La melancolía se asoma
refunfuñando tu presencia,
atolondrada me encuentro
entre la trulla que murmura
y murmura, sin descanso alguno.
Buscando una hijuela,
un rastro para encontrarme contigo,
difícil es el camino,
muy lejos te imagino.
Solapadamente me arrastro
a tu encuentro,
¡oh dulce encuentro!
Soñando dormida,
soñando despierta
me encuentro contigo,
como bálsamo
dando vida a mi vida.
Contigo puedo entablar una conversadera
sin criticismo alguno,
solamente me darías
tu opinión sincera
con mucha abundancia,
sin callosidad alguna.
¡oh dulce soledad!
¡cómo te quiero!
¡cómo te amo!
porque cuidas mi cansancio,
mi querencia,
mi dulce y amada soledad.