Hay en las aguas
buena felicidad,
ramas revolotean
y no hay ansiedad.
Piedras marrones y grises
ambientan la orilla
crecen los musgos
sin copa o colilla.
Tierno riachuelo
danzante y alegre,
corre empedrando
lo que a él se atraviece.
Y sigue la vida
y sigue el amor
y a ese riachuelo
le da su esplendor.