Las vueltas de página traen otras,
Lejos de las siestas irrecuperables,
los implosivos gestos que duelen,
lo que leen las miradas y evitan,
Tal vez al quebrar una historia
el tiempo nos recuerde el rostro
suspendido en aquellos ojos imperdibles.
trepando hacia una boca que ríe.
El miedo recoge a las penas,
las deja en el irrecuperable desván
de un ruedo sin terminar, complejo,
en un diseño para desarmar...
El poeta pierde en su creación la magia,
el último verso que le perteneció,
la emoción de haberlo descubierto en el deseo,
el cruce que permitió dejar la pluma en un puerto.