“Afines, . . . sublimes.”
En azulosa laguna,
espejo de agua sin bruma,
un par de cisnes sublimes,
modelo de almas afines.
Sabiéndose hermosos, bellos,
entrelazando sus cuellos
como ensueño, como en trance,
iniciaban fiel romance:
El macho orgulloso,
divo, majestuoso,
cantaba: “te adoro”,
cortejo e imploro.
La hembra apenada
su querer negaba,
el cisne insistiendo,
élla iba . . . cediendo.
Al cabo de un rato,
de un momento grato,
Afrodita, Eolo,
ambos ¡uno solo!
Testigos las aves,
tulipanes suaves,
batracios, insectos,
peces muy selectos.
Natural fue todo,
la ternura a modo,
para siempre unión
con el corazón.
Más allá del mundo
apego profundo,
amor de los dos
designio . . . de Dios.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Bosque de Chapultepec, Ciudad de México, . . .
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