Hoy las calles se muestran
tan vacías ante mí.
El desconocido parque por el
que anduvimos juntos una vez
alberga un sin número de
parejas enamoradas;
sin embargo,
parece tan desolado para mí;
porque ya no tiene tu magia,
ya se disipó tu aroma,
ya tu sonrisa en el silencio se quedó,
porque ya no estás tú.
Y me parece vernos a nosotros dos,
apoderados del amor en una banca;
tu rostro apoyado en mi pecho,
mis manos sobre tus cabellos;
incluso me parece sentir
el calor de tus manos sobre las mías,
la dulzura de tus labios
cuando congelamos el tiempo en un beso,
la ternua del abrazo que me dabas
después de decirme al oído un te amo.
De pronto, una voz me trae
de golpe al presente:
Amor, ¿qué tienes?;
alzo la mirada y la detengo
sobre aquella mujer
con un halo de tristeza.
No te preocupes, todo está bien.
Sonríes, me abrazas,
mientras continúo diciendote
en el silencio de mi mente:
No pasa nada amor,
sólo que aún no te has ido
y ya te empecé a extrañar...