Por la sensualidad absurda
de la que emana el tormento de la espera
inscribo mi huella libidinal
en el pentagrama de la escritura
bajo la sombra viral del ciprés
despliego el ritmo ponzoñoso de la flauta
fermenta la mano ensangrentada sobre el piano
y se escucha el violín del césped
un sonoro trino legible
cuyo hormigueo ciega las almas
sol verde que estalla
como la mar centauro contra el malecón