Y te miré… un segundo,
Quizá solo un instante, me percate de tu miedo,
No establecí contacto contigo, pero sentí tu angustia,
Te supe herido al instante… “Pobre e indefensa criatura”,
Por mi cabeza pasaron algunos pensamientos,
Pero en la dimensión de mi humana razón los ignoré.
Y te sentí… compartí dolor,
Sin embargo no hice nada por ayudarte a vivir,
No tuve el valor o talento siquiera de pedir apoyo para darte,
Ahora me pregunto ¿estarás ahí cuando vuelva a casa?,
No… no será así, intentaras cruzar y en tu condición será suicidio.
Me reprocho duramente y sé que prefieres,
Morirás intentándolo, avanzarás sobre ese monstruo de asfalto,
Jamás vi en otra criatura valor como el tuyo,
Pero cuando dejes de existir seguro nadie va a llorar,
Terminaras como una mancha de carmín en el piso,
Y yo moriré contigo por mi clara debilidad.
No quizé pasar lo ocurrido por alto,
Y hoy escribo estas líneas para tí,
Como un homenaje a los caídos igual que tú,
A los que murieron dando sin pensar su vida,
Porque Dios te creo a base de amor y lealtad,
y sé que en contrario de lo que fue,
Si mi vida peligrará no dudarías en salvarme,
En morir junto a mí demostrando tú grandeza,
Aquel espíritu gigante que es más humano,
Pues posees un inmenso cariño y amistad en tu ser.
Hoy te pido perdón porque no fui capaz de salvarte,
Perdóname Amigo mío y a este mundo que no te supo amar.