Somos cometas errantes,
erráticos navegantes,
de la ruta desviados,
seguramente extraviados,
en el vasto espacio-tiempo,
impulsados por el viento
del azar que nos maneja,
nos acerca y nos aleja
jugando con la atracción
-¿tirón o gravitación?-
de enormes cuerpos reales,
celestes y celestiales,
de algunos soles y estrellas,
y muy solos, lejos de ellas,
si vencemos la atracción,
poderosa tentación,
proseguimos el camino
marcado por el destino,
por entre cosas hermosas
atractivas, peligrosas,
tal vez contra alguna de ellas,
para ser polvo de estrellas,
¿quizá polvo enamorado?
tras habernos estrellado,
podemos colisionar,
fundir y desintegrar,
algún día no lejano,
conducidos por la mano
del azar, capricho santo;
disfrutemos mientras tanto,
saboreando despacio
la belleza que el espacio,
mejor el espacio-tiempo,
en que nos vamos moviendo,
nos ofrece a nuestro paso
de camino hacía el ocaso.
© Xabier Abando, 17/03/2018