Suelo quedarme solo en
este infinito de nubes bermejas.
Como el lucero esperando...
En el camino de piedras talladas.
Me encanta perseguir las
huellas que se abandonan
en el cielo, frutos serenos
presentes en el llano tembloroso
de las albahacas que nombran
la vida con timidez.
Una luna amarillenta asoma
mas alla del arroyo Ludueña.
El tardío maizal asciende
en fervoroza danza.
Enardecidas sombras trepan
los pozos del sueño.
La noche entra en cólera.