Cualquier especie animal,
menos la humana,
comprende que es hija de la naturaleza,
y no al contrario.
Hasta las plantas y los minerales
nos dan lecciones de vida
con una sapiencia que anonada;
vergonzosa realidad para unos seres
crueles, mezquinos y orgullosos,
avaros, inconscientes y cambiantes.
No obstante, mi profundo desencanto,
mi escepticismo y mi tristeza juntos,
me apoyo en unas cuantas excepciones
que me impulsan a seguir hacia adelante,
iluminando las noches tenebrosas
de mi eterna y febril desesperanza.