Esta historia la cuenta un testigo de Nueva York
En un frío día de diciembre
estaba un niño de 10 años moviéndose
de un lado a otro frente a un escaparate de
una famosa zapatería en la Quinta Avenida.
Una señora muy elegante se le acerca y le dice:
\"Mi pequeño amigo. ¿que estás mirando?\"
\"Le estoy pidiendo a Dios que me regale un par de zapatos,
porque los míos me aprietan mucho y están muy gastados\".
La señora le tomó de la mano y lo llevó adentro de la tienda.
Le dijo al empleado que le diera media docena de calcetines de invierno y
media docena de verano para el niño.
Y le pidió que si pudiese traerle un recipiente con agua tibia y una toalla.
El empleado le trajo rápidamente lo solicitado.
La señora pidió permiso para llevarlo a la parte trasera de la tienda,
donde se quitó sus guantes, le lavó los pies y se los secó con la toalla.
Para entonces el empleado llegó con los calcetines.
La señora le puso un par de invierno.
Luego la señora le compró dos pares de zapatos uno de invierno y otro para el verano.
Cuando el empleado le puso los zapatos de invierno,
élla acarició el rostro del niño y le dijo:
\"No hay duda amigo mío que te sientes mas cómodo y abrigado ahora\".
La señora le dió la bolsa de compra y le dijo:
\"Es todo para tí y llévalo a tu casa\".
\"Gracias\" le contestó emocionado el niño.
Y cuando ya ella salía de la tienda
el niño corrió, le alcanzó y le dijo:
\"¿ES USTED LA ESPOSA DE DIOS?\"